La carne de pollo es una de las más consumidas en nuestro país, gracias a su versatilidad, sabor y aporte nutricional. Además, es baja en grasas!
En concreto, la carne de pollo contiene únicamente entre un 3% y un 10% de grasa, por lo que podemos hablar de una de las carnes más saludables. A esto hay que sumarle su alto contenido en proteínas de gran valor biológico, vitaminas del tipo B y minerales como el Zinc y el Magnesio.
Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN), «la carne de pollo tiene como componente mayoritario, en un 70% aproximadamente, al agua. Le siguen las proteínas con alto valor biológico, dado su contenido en aminoácidos esenciales». A lo que añade que se puede «considerar una carne magra, sobre todo cuando se consume sin piel, donde reside una parte importante de la grasa».
La preferida de toda la familia
La gran versatilidad de esta carne hace que podamos prepararla de miles de formas, adaptando las recetas a los gustos de todo el mundo.
De esta forma nos ofrece una amplia variedad de posibilidades: frito, relleno, empanado, marinado, a la plancha, en salsa…. Son infinitas las maneras que tenemos de prepararlo y todas ellas están incuestionablemente ricas.
Ahora bien, cada corte de esta ave presenta sus propias características organolépticas y, por lo tanto, un punto de cocción concreto, casando mejor con determinados tipos de recetas. Por ello, si queremos sacar el máximo partido a este básico de nuestros menús diarios, conviene dominar los cortes que ofrece. Veamos cuáles son.
Cortes de carne de pollo
Cuartos delanteros
Las pechuga representa la parte más seca del pollo, por lo que su uso es ideal a la hora de acompañarlo de salsas o elaborar guisos y salteados.
Al filetearla, el abanico de posibilidades se multiplica y podemos usarla para cocinar a la plancha o freír, aunque lo más habitual es rellenarlos y empanarlos.
También es común trocearlos en tacos o tiras para usarlos como relleno de fajitas, vegetales o huevos, entre otros muchos.
Filetes pechuga
Ver productoPinchos pechuga pollo
Ver productoAlitas pollo
Ver productoPor su parte, las alas tienen poca carne, pero es más jugosa, por lo que se perfilan ideales para enaltecer el sabor de los guisos de arroz. No obstante, admiten un sinfín de posibilidades: fritas, a la barbacoa, al horno, asadas, en salsa, en adobo, marinadas, rebozadas…
Cuartos traseros
La parte inferior del pollo está formada por las piezas más demandadas por las familias por su jugosidad y carnosidad: muslos, jamoncitos y contramuslos. También podemos encontrar la pieza entera, que posee una gran versatilidad culinaria, si bien es cierto que frita con ajo o al horno, acompañada de patatas fritas o una ensalada, es posiblemente como mejor se disfruta.
Tanto los muslos como los jamoncitos, que son la parte inferior de la pata, debajo de la articulación de la rodilla, funcionan muy bien fritos, salteados e incluso como ingrediente de arroces.
Jamoncitos pollo
Ver productoContramuslos pollo
Ver productoPor su parte, el contramuslo, la parte más grande de la pierna trasera del pollo, se presta a numerosas preparaciones como, por ejemplo, a la barbacoa, asado, guisado o frito. Aunque las salsas de frutas deshidratadas, miel, mostaza o cítricos se perfilan como excelentes compañeras de juego.
Menudos de pollo
También conocidos como menudencias, son las vísceras y los despojos del ave, entre los que se incluyen el cuello, la carcasa, la molleja, el hígado, las patas o la cresta. Algunas de estas partes se usan en muchas regiones para elaborar otros platos, como es el caso de las crestas, que se guisan, o las mollejas, que se asan o se estofan.
Lánzate a probar!
Como puedes ver, la carne de pollo da para innumerables y deliciosas recetas, como las que te contamos en otras entradas de nuestro blog 👇
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